1 abr 2013

Integral de los 3000. Tercer día (Via Crucis)

Aqui esta el enlace del track: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=4221521


Esta entrada la podría llamar del Vía Crucis. Esto es debido a que la mañana de este tercer día me levante con un tremendo dolor de cabeza y un poco de angustia, ya que la anterior noche apenas pude dormir puesto que que en aquel refugio parecía que roncaban todas las personas que había dentro. No pude conciliar el sueño en ningún momento, decidí a mitad de la noche salirme, a pesar de las ráfagas de viento pero al poco de conciliar algo el sueño se puso a llover, así que tuve que volverme otra vez adentro a escuchar la sinfonía de ronquidos.
Mulhacen desde La Caldera

Con lo cual me levante reventado del cansancio acumulado en los anteriores día, ya que era mi tercera noche sin apenas dormir nada. Tras desayunar, aun quedaba gente durmiendo en las literas (la madre que los parió), los mismitos que cuando llegamos ya habían pillado las literas y estaban durmiendo. "Señores los refugios son para vivaquear no son hotelitos".

En fin al poco de desayunar, vomité todo el desayuno pues algo no andaba bien en mi cuerpo.
Los planes eran coronar el puntal de la caldera y otros tres miles que quedaban entre éste y el Veleta. Pero mi cuerpo no estaba para fiestas, así que como Emilio parecía que estaba también destrozado decidimos coger la pista que va hacia el refugio de la Carigüela, mientras que José y Miguel continuaron con el plan (me quito el sombrero, ¡qué cojones!).
En el camino hacia la Carigüela, parecíamos penitentes,  yo no podía tirar de mi cuerpo. En una paradita que hicimos para comer algo, pues en mi estómago no había reservas después de la vomitera de la mañana, me tumbé sobre una piedra y me quedé dormido. No podía apenas andar, mi cuerpo necesitaba dormir.
Conforme nos acercábamos al refugio, donde quedamos con Esther e Irene, aquello parecía una romería de excursionistas y ciclistas aprovechando el buen día que hacía. Por fin llegamos al refugio pero ellas no habían llegado aún. Menos mal que las literas estaban libres, así que nos echamos a dormir hasta que por fin llegaron. La cabeza me iba a estallar así que me tome un ibuprofeno, y me volví a dormir, mientras llegaron José y Miguel.
Comimos una autentico picnic de lujo en montaña con cervecitas, tortillas de patatas filetes empanados, un auténtico manjar.
Pedazo de manjar.

La verdad es que les estaremos eternamente agradecidos a  Irene y Esther por el apoyo logístico que nos han prestado. La anécdota fue que Esther estaba embarazada de cerca de seis meses e Irene también lo estaba aunque aún no lo sabíamos  Así que nuestro hijo y la hija de José y Esther ya  han hecho su primer tres mil. Jejeje...
Estoy "reventao"

6+2

Después de comer José, Miguel y Emilio, subieron al Veleta mientras que yo seguí durmiendo, necesitaba un poco más de descanso, y como el Veleta ya lo tengo más que convalidado, aproveché para una siestecita. Y la verdad es que me sentó de maravilla, había recargado las pilas, el dolor de cabeza desapareció y aunque no tenía muchas ganas de continuar, decidí hacerlo por "vergüenza torera" . Emilio que es más sensato que yo y al día siguiente le esperaba una paliza de carretera decidió bajarse para descansar.
En el grupo quedamos tres, así nos fuimos a por el resto de tres miles que nos quedaban empezando por Loma Púa un tres mil de los grandes olvidados por su cercanía de la Carigüela y porque mucha gente piensa que no es un tres mil, aunque a mí me gusta mucho por su forma tan peculiar y por la arista que tiene.

Continuamos por la arista de los tajos de La Virgen  una de las aristas más alpinas y divertidas tanto en invierno como en verano, pasando por picos tan peculiares como el Fraile de Capileria, un peñasco enorme y casi inaccesible.

Y por pasos divertidos...


Por fin llegamos al refugio de Elorrieta, lugar donde pasaríamos la noche pero antes fuimos en busca de algunos picos situado en la vertiente sur del valle de Lanjarón; estos son Tajo de los Machos y Cerrillo Redondo. 
Refugio Elorrieta


Hacia Tajo de los Machos y Cerrillo Redondo

Una vez hechos estos Picos debíamos de ir a por agua a la laguna de Lanjarón ya que apenas nos quedaba, pero el cansancio de José y Miguel era más que evidente, así que como yo me había dormido un par de horas fuí a por el agua para que ellos pudieran descansar pues bien merecido lo tenían. 
Y esa noche por fin pude descansar ya que dentro del refugio había una colchoneta y esa noche nadie roncó, bueno quizás yo fuera el único, jejeje... .

1 comentario:

  1. Menos mal que aquella tarde bajaste a por agua a la laguna de Lanjarón. Después de ir hasta Cerrillo Redondo, yo no era persona. Desde luego, fue una labor de equipo. ;-)

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